La Senal de la Cruz
Padre Nuestro
Ave Maria
Gloria
Alma de Cristo
Oración de Entrega (Dedication to Jesús by San Ignacio de Loyola)
Magnificat
El Ángelus
Salve
Acto de Resignación (Act of Resignation)
Acto de Contrición (Act of Contrition)
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo.
Amen.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
y perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación;
mas líbranos del mal.
Amen.
Dios te salve Maria;
llena eres de gracia,
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres;
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen.
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amen.
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me los disteis, y a Vos, Señor, los torno.
Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad. Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amen.
Mírame, oh mi amado y buen Jesús, que postrado ante tu divina presencia, te ruego con el mayor fervor, que imprimas en mi corazón los sentimientos de fe, de esperanza, y de caridad, dolor de mis pecados y propósito de jamás ofenderte, mientras que yo, con todo el amor y con toda la compasión de que soy capaz, voy considerando tus cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Ti el santo profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos"
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre
V. El ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió del Espíritu Santo.
Ave Maria
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Ave Maria
V. El Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Ave Maria
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
V. Oremos:
Te pedimos, Señor, infundas tu gracia en nuestras mentes, para que los que hemos conocido por el mensaje del angel el misterio de la encarnación de tu Hijo, seamos conducidos a la gloria de la resurrección, por los méritos de su cruz y pasión. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Tres Glorias
Amen.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amen.
Dios mío, acepto, desde ahora, cualquier género de muerte que tengáis a bien enviarme, con todas sus angustias, penas, y dolores. Amen.
Or
Jesús, José y Maria, os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José y María, asistid me en mi última agonía. Jesús, José y María, expire en paz con vosotros el alma mía. Amen.
Dios mío, me pesa de todo corazón haberte ofendido, y te pido perdón por todos mis pecados, no tanto porque ellos atraen sobre mí las penas y el infierno, sino porque te han crucificado a Ti, amante Salvador Jesús, y porque han ofendido a Ti, amante Salvador Jesús, y porque han ofendido tu bondad infinita. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, confesarme, cumplir la penitencia, y enmendar mi vida. Amén.
Or
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando te he ofendido a Ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de pecado. Señor, por los méritos de tu pasión y muerte, apiádate de mí, y dame tu gracia para nunca más volverte a ofender. Amén.